El 14 de Febrero
- YOSOYELWIIL
- 20 jun 2019
- 9 Min. de lectura

Si, los tenía abandonados, y es que luego de leer esta historia se darán cuenta que el abandono se debía única y exclusivamente a que reduje mis espacios, mis sueños y proyectos a lo que creía era amor, en una persona. Y si, también suena triste eso, un hombre como yo, que siempre habla del amor propio, de que se puede, de que sólo necesitamos nuestras herramientas enlazadas con nuestras pasiones para salir adelante, había caído en creer que el amor era girar las manecillas del reloj en torno a una persona. Se fueron ahí al piso todas esas concepciones.
Pero vamos a lo que vamos, llegué a Medellín en septiembre de 2018, y es aunque yo ya había vivido allá, ésta vez era diferente, porque descubría que ahora la ciudad me aportaba un grado de libertad y responsabilidad que antes no había tenido allí, y es que en mi estadía en la ciudad de la eterna primavera, surgió el deseo en el corazón de crear este blog y de que ustedes estuviesen fieles semana a semana, leyendo mis experiencias, y lo logramos, pero en diciembre todo comenzó a cambiar. Descargué una app de citas, sí la descargué, sé que suena estúpido, pero lo hice, es más tengo claro que el 90% de quienes leen esto, han tenido o TIENEN una, así que no se asombren de mucho. En esa app, conocí a quien llamaremos Jimena, ingeniera civil, un año mayor que yo, vivía con una prima, siempre muy distante a su familia, pero con un bonito aura de esos que nos conectan de una.
Jimena, se convirtió en un interesante contacto de whatsapp, hablábamos de todo y de todos, pero la emoción duro unos 3 o 4 días. Se perdió, o nos perdimos, porque yo deje de escribirle, y así se pasó el mes de diciembre. Me fui a pasar año nuevo con mi familia, y volví a principios de enero a Medellín, y en mi soledad en el apartamento me vi ROMA, y como siempre yo ando recomendando cosas de cine (#NiUnaSemanaSinCine), subí a Instagram el recomendado y que grande fue mi sorpresa cuando veo que ella reacciona a la historia, y desde ahí reestablecimos el contacto. Luego vino la casualidad de encontrarnos en una sala de cine, incluso ella se reía cuando me vio peleando por una reserva que yo había hecho y se acerca a mí y me pregunta: ¿Por qué no me habías dicho que eras mero peleón?, yo volteo y me echo a reír con mucha pena, y fue el momento propicio para saludarnos y por fin conocernos personalmente, y sí, solo era personalmente, porque ya sabíamos mucho el uno del otro; entramos a la sala, y luego de que me di cuenta que el puesto al lado de ella estaba libre, y me senté allí, pudimos compartir toda la película, salimos y obviamente se me dio por llevarla a su casa, pero ella alegó que la dejara en la esquina de la iglesia, y de ahí en adelante ese fue nuestro punto de encuentro, porque les confieso que nunca supe donde vivía, cómo era su casa, ni idea de eso, y aunque hoy uno los cabos sueltos, en ese momento ni me importaba.
Jimena se convirtió en mi compañera de cine, obviamente desde allí ella nunca pagaba nada, todo siempre corría por mi bolsillo, y es que quienes me conocen saben que rara vez acepto que me inviten a algo, y mucho menos permito que alguien gaste cuando yo invito. Luego de unas 4 o 5 idas a cine, que incluían siempre un preámbulo de hora u hora y media conversando, riéndonos y contándonos pendejadas, comenzamos a hablar de la posibilidad de tener algo chévere, y es que por whatsapp luego de decirle que era muy linda y de bonitos sentimientos, ella me contesta: Nunca una persona me había hecho tan feliz, tienes mera energía y tu sonrisa es muy linda. Flechado, corazón partido en mil pedacitos de una, la vieja me gustaba, no puedo negarlo, tiene cabello negro, cuerpo atlético, muy alta, pero además se preocupaba por mí, por cómo me veía, me motivó a volver al gimnasio, a cuidarme el cabello, me llevó a su dermatólogo, en fin se convirtió en el instrumento de transformación del Will, y sí que me transformó, porque me cambió todito.

Fuimos a cenar el primero de febrero y yo tenía todo preparado para pedirle el cuadre, como decimos en mi tierra, pero luego de la sorpresa, ella me dice: No, te acepto como mi novio, pero no hoy, quiero que sea el 14 de febrero, y para que cuando todos me pregunten por la fecha decir que fue el día de los enamorados, y ser un ejemplo para los demás. Díganme si no era una hermosura.
Todo fluía perfecto, íbamos a cine constantemente, compartíamos cada espacio, la presenté a mi hermana, quien de una se volvió su amiga (grave error), a esta edad aun no aprendo esa lección, y solo hasta una próxima relación les diré si sigo aplicándola o no, porque el Will sigue siendo el mismo en muchos aspectos. Camisas, zapatos, chocolates, perfumes, flores, peluches, un llavero y una alcancía, se convirtieron en la forma como yo demostraba mi amor; ustedes saben que soy muy detallista, y es que cada que yo salía a comprarme algo, y ella estaba a mi lado, siempre le compraba algo a ella. Era así, porque así soy.
Todos los días incluían una canción de mi para ella, y de su parte en todo la “historia” de la relación solo recibí 2, y sellamos nuestra relación con una bonita canción: “Simples corazones” de Fonseca. Dejenme decirles que sus detalles siempre eran un besito o un bonito mensaje al oído en una sala de cine. Porque al salir de la sala, era difícil conseguir eso, por qué no sé, pero yo me acostumbré.

Se vinieron las discusiones, y siempre se venían por su parte, no me gustaba como se manejaba la hipocresía frente a mi hermana, siempre me decía que ella no le caía bien, pero delante de ella era un amor. Yo siempre soy el mismo en todas partes, y eso era detestable. Pero además, todos los sábados, ella tenía algo que hacer: Viaje a donde la mamá, noche de pijamada con sus sobrinos, mucho trabajo en la constructora, lo que sea, pero un fin de semana juntos, era bien imposible. Eso me comenzaba a molestar, pero yo estaba traga´o y que peligroso es eso. Recuerdo que un día, me invitó a comer y yo acepté, pero la sorpresa fue que la invitación no incluía pagar, jajajaja, eso me tocaba a mí. Como siempre.
Descubrí su pasión por la fotografía, y me convertí en su modelo número uno, si algo tenía Jimena, era que admiraba mi forma de escribir y siempre me felicitaba por los pie de foto en Instagram, decía que mi don no lo había visto en nadie jamás.
Curiosamente, me insistía desde que iniciamos la relación en que ella tenía alguien que arreglaba teléfonos, y que podíamos mandar a arreglar mi S8+, y ella lo pagaba, ella se quedaba con mi teléfono actual y yo tendría el arreglado, pero yo siempre decía como que no, hasta que un día me convenció y se lo di. Pero, realmente no sé si lo arreglaron o no, porque hasta el sol de hoy, no sé de mi teléfono. Preguntar por el teléfono era una gran discusión, que yo tenía falta de confianza, que tales, que ya llegaría, pero ajá nunca llegó.
Se vino un paseo a una finca con mi hermana y sus amigos, y convencerla de que fuera fue literal una súplica y accedió a ir. Es más en todo el camino me decía bajémonos, y quedémonos los dos solos el fin de semana, era muy tentador escuchar eso, peor ya me había comprometido con mi hermana, y saben también que siempre busco el bienestar de todos. Llegamos a buscar unos perros, y yo no soy nada animalista, una amiga de mi hermana comenzó a molestar con el perro, y yo dije en chiste (déjenme en el metro), era una forma de parar la burla de la chica, que al final no tenía confianza conmigo, pero fue jocosamente. Jimena, voltea a mí y me dice: Ay ya, usted si jode, yo levanto la voz más fuerte y le digo Jimena por favor, y ella regresa a mí y me grita muy fuerte de todo: Gonorrea, fue lo mínimo, y yo sólo la miraba y dije pasito, patética. Ósea, hace cinco minutos me había propuesto que nos quedáramos y ahora se mostraba como la supera amiga. Muy hipócrita, ahí le digo a mi hermana en serio, déjame en el metro, y esta sale diciendo: Vamos todos de paseo y no te voy a dejar. Quise tirarme del carro, pero no hubo forma. Jimena al oído me dijo: Usted a ella siempre le hace caso, le tiene miedo. Yo cerré los ojos y traté de dormir. En el viaje, luego me dice, ven dame un besito y yo la miro como qué te pasa. Les cuento, que fue un fin de semana difícil, muy difícil, me sentía como mosca en leche. Me acosté a dormir, mientras todos disfrutaban, es que al final todos me ignoraban, yo no debía hacer nada ahí. A eso de las 2 am, me despierto y escucho a Jimena, contándole a una de las amigas de mi hermana, la razones de nuestra discusión, pero obvio a su manera: “Me suplico que viniéramos, y luego me grita, y él siempre es así, nuestra relación es un tormento”. Les confieso que me dio mucha rabia, pero si me conocen saben que jamás confrontaré esa situación, yo soy de los que dejo pasar las cosas y sé cómo actuar. Salí y fue a tomar agua, ellas se quedaron como mierda, nos escuchó. Regresé a la cama. Al día siguiente, desperté muy temprano, y me puse a escuchar música, a campo abierto, estaba solo… el éxtasis fue al máximo, pude reflexionar muchas cosas y tomar la decisión de aceptar el trabajo que me había salido en Bogotá y que tengo actualmente, y que había postergado por estar con ella. De regreso a Medellín, me dice “Amor préstame 5 mil pesos que tengo que hacer una recarga”. Que ilusa ella, obvio mi respuesta fue: No tengo. Se puso enojada, claro es que cada que ella me escribía por una recarga yo corría a ponérsela.

Viajé a Bogotá a entregar los documentos necesarios del trabajo, e iniciar el proceso. Fui seleccionado, y me dijeron empiezas tal día. No le comenté a nadie, pero empecé a organizar todo. Se vino semana santa y teníamos un plan juntos, le escribí el jueves santo, y me dice estoy llegando a Cali. Me quedé sorprendido, pero no pasaba nada. Yo ya estaba decidido a irme a mi nuevo trabajo y eso incluía olvidarme de ella. Apareció, si apareció, el martes después de semana santa, es que teníamos las boletas compradas para el pre-estreno de Avengers end game, y si fuimos. Fue el miércoles, a las 12 de la noche, y cuando nos vimos, le pregunté cómo le había ido en Cali y me dijo, que fue a Buga a visitar el milagroso y luego viajo a Bucaramanga, yo dentro de mí me reía solo, era absurdo realizar ese viaje, sin tenerlo planeado hace tiempo, pero solo le contestaba: que chévere. Le pedí disculpas por haberle incomodado en fin de semana en la finca, y me dijo: no te preocupes amor, todo bien. Me quedé esperando su disculpa, pero nunca llegó. Me entretuve al máximo en la película, y a las 4 am llegué a mi casa, con la tranquilidad de saber que había tomado la decisión correcta. Esa fue la última vez que la vi, porque ni para despedirse estuvo. Los días siguientes andaba muy atenta, quizás para que yo me sintiera bien en los últimos días, pero nunca estuvo presente, yo ya no esperaba una disculpa, la esperaba a ella.
Viajé, me instalé en Bogotá y empezó este maravilloso desafío que estoy viviendo, un equipo de trabajo excelente, una labor que me apasiona y una ciudad que me aportaba tanto de eso que yo buscaba: cultura, cine, teatros… Me hacía falta, no puedo negarlo, mucho y ella me escribía, quizás porque ahora mi salario era bueno y podría comprarle el lente que quería para la cámara. Cuando tomé la decisión de decirle por nota de voz, que ya no más, me bloqueó de todo, pero a la semana me desbloqueó para contarme que el lente estaba en promoción que si lo compraría. De verdad, que tristeza, aunque no sé qué fue más feo el dejarla en visto, o el saber que me escribía para eso. Me volvió a bloquear. Lloré mucho, como un niño chiquito, pero una noche, luego de una reflexión que me dio Dios en voz de una bonita mujer le mandé un mensaje de texto que decía: “Te quiero mucho, pero entiendo que una relación es de dos, y aquí hay solo uno. Me perdono, te pido perdón y te perdono. La vida te premiará con cosas maravillosas, porque ella le da a cada quien lo que merece. Fuerte abrazo, y por el celular no preguntaré más, hace rato lo perdí, Cuídate”.

Saben algo? Hoy tengo mucha paz en mi corazón, mi trabajo ha sido una verdadera bendición y Bogotá me ha brindado la posibilidad de ser yo, de amarme en la soledad y entender que antes de amar a alguien debemos amarnos a nosotros mismos. Jimena, seguro será una mujer de éxito, no pienso nada malo de ella, sólo que la vida la ha moldeado para que sea como es, y yo sigo siendo un tonto enamorado que está dispuesto a dar la vida por los que quiere, pero que ahora vive convencido que la vida premia con estas situaciones para interiorizar y aprender a seguir caminando. La amé, sí, en muy poco tiempo y eso es difícil de cambiar, por eso la sigo amando, y pidiendo a Dios por su vida. No creo que me vuelva a pasar por ahora, pero también sé que el día que llegue alguien nuevamente a mi vida, no tendré límites en manifestarle amor, porque al final nadie puede pagar consecuencias del pasado, y cada día es una nueva oportunidad. Los 14 de febrero, nunca me habían importado, pero ahora tendré una razón para recordar y darle gracias a Jimena, por la lección, y por los 3 o 4 momentos de felicidad. Recuerda tú tienes claro, quien eres y #YoSoyElWill
La vida siempre va enseñarnos que todo pasa, que nada se queda, solo debemos transformarnos, ya que la felicidad no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de tratar con ellos, sin embargo no corras de atrás de alguien que sabe dónde estás, nisiquiera por una exigencia moral, porque si tiene algo que ofrecer en tu día a dia, no hace falta que le supliques, ya que el secreto no es correr detrás de la mariposa, el secreto es cuidar el jardín para que ellas vengan hacia a ti, para ello es necesario siempre mirar hacia adelante, pero si corremos detrás de lo que fuimos y no somos, nunca nos superaremos, en muchas ocasiones no nos atrevemos a parar…