top of page

EL PADRASTRO

  • YOSOYELWIIL
  • 14 dic 2018
  • 7 Min. de lectura


Hemos crecido convencidos que el amor más grande es el de una madre, y en parte tenemos razón, pero, ¿por qué siempre apartamos la figura paterna de esa ideología de amor?, que padre es cualquiera, que madre es una sola, que los papás van y vienen, pero las mamás permanecen, que tu mamá es tu mejor amiga, pero tu papá nunca podrá ser tu confidente, ¡Blah blah Blah! … Los papás, aunque muchas veces no logran generan los más grandes sentimientos de afecto en sus hijos, siempre dejan una huella indeleble, el mío por ejemplo en medio de vicisitudes me enseñó que la carta de presentación de una persona es la responsabilidad, y aunque no creo que haya seguido su instrucción al pie de la letra, estoy convencido que fue la mejor.


Hoy vengo con una historia maravillosa, que me sucedió hace 7 años, durante el 2011, un año de muchos contrastes, viví en él momentos únicos que, entre la alegría y la tristeza, van sembrando la consigna de que ese fue uno de los mejores años, muy a pesar de decirle adiós para siempre a una mujer que amaba mucho y que hoy me cuida desde el cielo, pero bueno en otra oportunidad les contaré esa historia, centrémonos en lo de hoy: El Padrastro. Muchas de las personas que me conocen muy bien y desde hace un buen tiempo, saben que en mi existir pase por una etapa que me marcó muchísimo y que me dio lecciones para la vida, y es que cada segundo, día, o momento te deja una enseñanza, pero esta sin duda, fue el cimiento para una construcción de fidelidad, amor, exhortación y respeto, porque sí el padrastro en esta historia, soy yo.


¿El Will fue padrastro?, bueno, eso de padrastro se oye un poco feo, porque en realidad era un papá, ¿era? Sí, tiempo pasado, y ya sacarán sus conclusiones, pero empecemos: Todos en la vida nos enamoramos, decir que no creemos en el amor es una total falsedad, obvio creemos, y aunque nos decepcionemos, luego de un tiempo creemos que la soledad nos hace daño y nos surge la necesidad de querer estar con alguien. A mí me pasó, pero de una forma extraña, regularmente, vemos alguien que nos atrae y empezamos la búsqueda de la forma correcta de estar cerca a ella y poder demostrarle que, después de conocernos, juntos podemos llevar una relación. Yo tengo claro que nunca puedo tener una relación de noviazgo con una amiga, es imposible a mi parecer, borrar de tu mente todas las cosas que ella te contaba como amigos (inseguridades, amoríos, deseos) para ahora tratar de ser un buen novio, tampoco creo en las segundas oportunidades (los errores del pasado seguirán haciendo daño) y lo más importante, es que mis ex novias deben ser mis amigas luego de un tiempo, es que es imposible odiar a una persona que quisiste mucho, porque eso de amar, para mí es una vaina dura; amar es algo serio, y eso requiere de seguridad, tiempo, constancia y paciencia. Puedo decir a ciencia cierta que después de Dios, puedo amar como 7 u 8 personas, de resto deben conformarse con un “te quiero muchísimo”.


Pero vámonos a la historia, en el 2010 yo pertenecí a una fundación juvenil cuyas líneas de acción estaban focalizadas en ayudar a las personas en condición de calle, desarrollar proyectos que construyan paz y la elaboración de una política pública de Juventud, en ella conocí a muchas personas maravillosas, de las cuales hoy guardo los mejores recuerdos y conservo buenas amistades, algunos se alejaron por seguir otros proyectos, así como en un momento pasó conmigo. En esa fundación, estaba una chica que era la sobrina de la directora, era muy linda la muchacha, además que era interesante conversar con ella (eso para mí es fundamental), hablábamos de todo, y en todo ella tenía argumentos para defender su posición, eso me demostraba que era inteligente, eso era valioso. Con la “pelá” a la que llamaremos ELLA, nos fue bien, estábamos “encarretados ambos”, tanto así que no empezamos una relación, pero dejamos la posibilidad de ello.


Un día llego a su casa y cuando le di un abrazo de esos que son tipo abrazo de oso, se puso brava y me dijo que no la abrazara, yo me quedé impresionado, pero ella me miró a los ojos y me dijo, es que estoy embarazada. Más sorprendido me quedé. Era ilógico, sí supuestamente, ella andaba en conversaciones conmigo, cómo miércoles iba a estar en embarazo. No hubo explicaciones, pero me quedé pensando, una semana antes ella estaba en su ciclo menstrual. Una de sus primas me llamó y me contó que ELLA estaba pasando por un momento muy difícil, obvio su familia no estaba de acuerdo con la situación y que además tenía 3 meses más de gestación y que era súper extraño porque ella no se había dado cuenta, ya que su periodo le había llegado normal. Eso se me hizo raro y mentiroso, después nos enteramos que eso era por otra cosa. Yo le pregunte a la prima, que además era mi gran amiga, quién era el papá, las posibilidades que fuese mío él bebe eran de un 7%, muy mínimas, me contestó que era un muchacho pero que el tipo resultó de pico y chao, que él no respondería por ese detallito, y obviamente por los tiempos, cuando eso pasó, ella y yo no éramos nada.


Nos alejamos por unos dos meses, pero luego, el tiempo nos volvió a juntar, y digo el tiempo porque en la lejanía nos dimos cuenta que ambos podíamos compartir momentos muy felices, yo que no tenía ni 20 años, me la jugué, una relación con una mujer embarazada, raro, pero lo hice y fueron meses muy bonitos, nunca hubo discusiones, y aunque apenas empezábamos, parecía que fuera una relación de mucho tiempo. El embarazo fue creciendo, y yo cumplía con todas las responsabilidades de papá, escuchar los latidos del corazón de Aquella hermosa bendición, que llamaremos MARÍA, era algo inexplicable, pero que removía todos mis sentidos. El 24 de marzo de 2011, la bebé nació y el papel de padre, que el biológico había rechazado, las asumí gustoso.


Mi vida, cambió, me volví un padrastro demasiado feliz, yo era demasiado joven, pero ver a esa princesa aprender a caminar, verla a sus ojos azules y escucharla decir papá, es algo con lo que todo hombre como yo sueña, y aunque por sus venas mi sangre no corría, su corazón latía fuerte por mi amor. Mi Familia las aceptó como miembros de ella, tanto María como ELLA, fueron recibidas con mucho cariño y confianza. Mis papás felices de ser nuevamente abuelos y mis hermanas dichosas con su sobrina, y aunque todos sabíamos que no la había engendrado, todos tenían claro que era MIA.


El Tiempo pasó, sucedieron cosas que fueron enfriando la relación entre ELLA y yo, pero eso no cambiaba mi posición con MARÍA, yo seguía siendo su papá. Me fueron infiel (a el 98% de los hombres les parece terrorífico confesar eso, a mí no, es que eso muchas veces tiene que ver con los comportamientos y actitudes de la otra persona, no porque tú seas malo) y aunque me di cuenta muy tarde, se dio la posibilidad de acabar con el matrimonio que con ELLA estaba planeando. Gracias a Dios, porque me hubiese limitado a compartir un sinfín de experiencias valiosas al dar ese paso tan joven. El problema no fue que se acabara la relación, las cosas que no son de Dios, en algún momento terminarán, el problema era mi MARÍA, su mamá la condicionó a alejarla de mí, y mi familia, para ambos ella era supremamente importante.


Se fueron de la ciudad y MARÍA fue creciendo, sólo podía verla en fotos por redes sociales, en algún momento le reclamé a su mamá que ella era mi hija, y ELLA me dijo: ¿Y cuándo la hiciste?, tenía la razón, no existía ningún acto legal que demostrara que MARÍA era mi hija, y es que, aunque yo siempre quise, su mamá nunca estuvo de acuerdo, seguro ese amor que me manifestaba no existía, y su plan ya estaba armada, y en él no estaba yo.


Para que no me doliera me imaginé que MARÍA murió, y dejar que el tiempo sanara la herida, pero a cada momento que veía una foto, pensaba en ella, en su hermosa mirada, en la forma como aprendía sus primeras lecciones (soñaba con ser su maestro), en a quién le diría ahora papá y cómo crecía en su formación en valores. Como todo padre que pierde a su hijo, a mí me dolió muchísimo, peor debía entender que era una decisión que ya se había tomado. Me hicieron falta armas para luchar, por eso preferí perder la batalla y bajar mi bandera, para guardarla por siempre en mi corazón.


ELLA vivió con el que me fue infiel, y tuvo otro hijo, al tiempo se separaron. Sin juzgar a nadie, repetiré las cosas cuando no son de Dios, en algún momento terminan.


Vi a MARÍA hace poco en una tienda de ropa, está grandota, y aunque me acerque a saludarla, ella no tenía ni la más mínima idea de quien era yo, salude a su mamá y ella evidenció como mis ojos se fueron aguando, por lo que no dudo en presentarme cortésmente a MARÍA, con la siguiente descripción: te presente a un amigo, yo respondí con una sonrisa, nunca le dije mi nombre. A esa escueta descripción, hizo falta decirle que yo la acepte cuando muchos dijeron que no, que esperaba su llegada al mundo con mucha ansiedad, que en mis brazos se refugiaba cuando era una chiquitita y que muchas veces junto a mí era feliz durmiendo.


La vida es así, cada día nos brinda momentos de los que debemos aprender, en muchos de ellos, sin la oportunidad de ganar, pero siempre conscientes de que la derrota tiene una dignidad que jamás tendrá la ruidosa victoria. Da amor sin reservas, cree que puedes lograr tus objetivos y siempre estate dispuesto a recordar el pasado, para aprender a sanar, a perdonar y para seguir amando. Recuerda tú tienes claro quién eres y #YoSoyElWill

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Post: Blog2_Post

Subscribe Form

Thanks for submitting!

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2018 by Yo Soy El Will. Proudly created with Wix.com

bottom of page