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EL PUENTE

  • YOSOYELWIIL
  • 9 nov 2018
  • 0 Min. de lectura

EL PUENTE ¿Quién no han cruzado un puente?, el mundo está lleno de ellos, peatonales, vehiculares, como sean, pero todos hemos visto uno en algún momento de nuestra vida, y sin duda éstos han generado un sinfín de preguntas: se caerá, cuánto tiempo tendrá, quién lo inventó, por qué este diseño, o quienes conocen Jiangsu en China, cuando atraviesan el Gran puente de Danyang-Kunshan se preguntarán ¿Cuándo llegamos al otro lado?, y es que sus 189.800 metros de longitud, lo hacen el más largo del mundo. Yo por mi parte, cuando comencé a escribir esto me pregunté: ¿quién inventó el puente?, consulté, busqué, indagué, y lo único que descubrí es que el puente es más viejo que Matusalem, y que el imperio romano fue el más creativo y excéntrico al momento de construir sus puentes. Pero bueno, dejemos la chachara y la vuelta, sí usted llegó a este blog, es por la curiosidad de saber de qué se trata eso de #YoSoyWill, y con qué inventos saldré yo ahora. Y bueno, yo soy Will, un loquito dinámico que anda por el mundo buscando la forma de ser feliz, tratando de dejar una huella, conforme a la voluntad de Dios, y seguro que la he dejado, en algunas personas una huella imborrable, en otros llena de lodo, y en muchos, el viento se la llevó. He atravesado duras pruebas en la vida, sin duda más sencillas de las que tu haz pasado, pero éstas se volvieron más difíciles en el momento en que decidí seguir y servirle al patrón. Ya tú sabes quién es. Es que bueno, el valor del oro se prueba en el fuego y el de los hombres en el horno del sufrimiento, dice un libro muy sabio. Por pruebas, pensé que en algún momento me rendiría; decidí darle un giro a mi vida hace aproximadamente un año y volver a un escenario que me genera pasión, y cuando sentimos pasión por lo que hacemos, alcanzamos el éxito, o por lo menos eso pensaba yo. Sí, me equivoqué, porque el pintor puede amar su arte, pero sí nadie se la compra, se muere de hambre. Ese “escenario” comenzó a cambiar mi vida, mi tiempo se redujo, todo era más acelerado, me volví amargado y prepotente, ya que cuando quieres dar resultados eficaces en poco tiempo y bajo presión te vuelves un monstruo, pero lo peor es que me aleje de quienes más quería y quienes me necesitaban; había dejado de ser la luz que era para muchos y me alejé de la fuerza más poderosa que puede mover a un ser humano: su espiritualidad. Aunque bueno, no todo fue malo, por que gané personitas valiosas y estoy seguro que ellas, serán las primeras en leer esto. Pasó el episodio, y vino la prueba, que dura prueba, y es que el consumismo, las nuevas relaciones, los compromisos y la necesidad misma te llevan a límite, al que nunca pensabas llegar, obvio el giro que le di a mi vida, me había llevado a renunciar a todo, y ahora estaba vacío, en todos los aspectos: económicos, profesionales, sociales y emocionales. En los profesionales, comienzas a meterte el chip que el tiempo no se perdió, y que de algo te servirá la experiencia. En los sociales, sencillamente quedan quienes deben quedarse. En los económicos, se encuentra una solución, LAS DEUDAS, y cuando no hay forma de salir de ellas, no hay nada que hacer ya los aspectos emocionales están jodidos. Y no les miento, me endeudé muchísimo, para salir de una, me metía en otra, y sin darme cuenta lo que estaba era haciendo del hueco más gigante y lo que es peor, más oscuro; quedé sin salida, porque ya no había forma de pagar y menos de prestar, y fue ahí donde de verdad conocí al protagonista de esta historia. Pasé noches sin dormir, demasiados momentos de llanto y desesperación, y caminatas eternas sin rumbo. Me escudé en la mentira. Las personas que “me querían” comenzaron a juzgarme, a criticarme, señalarme y muchos, a odiarme. En una de esas noches, caminando por el centro de la ciudad, encontré la solución a todos los problemas, y es que cuando la depresión y el ahogo se apoderan de ti, es difícil soltarte. La solución: decir adiós, ponerle punto final a mi historia y dejar que los comentarios de los demás escribieran los epílogos y con el tiempo hacer que todos se olvidaran de mí. Pero, cuál era la forma más fácil de despedirme, cuál sería menos dolorosa y hasta para eso es bueno Google, porque encontré varias opciones, aunque a las 2 am, es bien complicado encontrar las herramientas para llevar a feliz término tu objetivo; no había más salida, mi caminata me había llevado hasta allí, levanté mi mirada y me fijé en lo más lindo que tenía mi ciudad: EL PUENTE. Adiós mundo, se fue el will. Lo dije riéndome con lágrimas en la cara, seguro que tendría paz, y que quienes sentirían dolor mañana, en algún momento se les pasaría. Me quité las sandalias, me monté y senté en las barandas laterales del puente, me agarraba con una mano de un tira de esas colgantes, es que ese puente se movía más que pela´o con hambre en la barriga de la mamá. Mire al horizonte, se divisaba lejos otro puente, y la brisa que pasaba era demasiado fría, ya no había más que hacer, el diablo me habló al oído y me dijo: Tírate. El impulso fue inmediato, me solté de la baranda, pero me agarré de una porque una voz me asustó cuando me dijo: ¿Ya se acabó?, ¿Así se acaba todo?, lo miré y él con lágrimas en los ojos, me suplicó que no lo hiciera; confieso que tenía demasiado miedo y en mi corazón esperaba un ángel, cuál versículo bíblico del evangelio de San Lucas, o cual película de Hollywood. Y Sí, ahí estaba mi ángel, pidiéndome que no lo hiciera, no le dije nada, sólo me agarré más fuerte a la baranda, y me dijo, bueno hazlo, pero antes voltea y hablamos, y sí quieres te tiras de espalda, porque de frente sobrevivirás si sabes nadar, mucha gente se lanza por diversión y llegan a la orilla, pero de espalda seguro te golpearás y no morirás ahogado, sino del golpe; le hice caso. Lo miré fijamente y me puse a llorar, me preguntó qué me pasaba, no le contesté; sí tenía familia, tampoco dije nada; en ese momento me agarró y como sí el mundo se hubiese parado porque no pasaba un solo carro por ese puente, me dijo: Yo te conozco, teníamos un amigo en común que falleció a principio de año, te vi cuando llegaste a la funeraria, miraste el ataúd y luego te refugiaste llorando como niño chiquito en las piernas de la viuda. ¿Lo querías mucho?, le dije sí con la cabeza, y replicó: a él no le gustaría que hicieras esto y sí te tiras ni creas que lo vas a ver, porque él está en el cielo, y de seguro tú allá no irás; es que sí él estuviera vivo muy seguramente sería el único que me escucharía, le dije. Sonrió y me dijo, entonces lo que necesitas es que te escuchen, ven, yo lo hago, vivo cerca y sí después quieres volver acá, pues ya sabes cómo tirarte. Me bajé me puse las sandalias y lo seguí. Para qué mentir, tenía miedo de lanzarme. Su casa no era cerca como había dicho, y aunque en el camino no mencionamos ni una sola palabra, yo iba pensado, de dónde venía él o hará este camino constantemente. Llegamos a su casa, miro el reloj y me dijo, buena hora, las 3 de la mañana, te escucho. Empecé a llorar, y luego de unos minutos cuando me calme le conté las que pensaba eran las situaciones más duras, por aquello de darle peso al deseo de suicidarme; se echó reír y me dijo estás loco, y sí te mueres crees que hay solución, lo que harás será causar dolor a los que quieres, y le cederás a ellos tus problemas, porque los que te prestaron tarde que temprano van a querer que alguien les pague, y sí ya no son tus amigos, créeme que volverán por su dinero. Me contó su historia, sus problemas, porqué era tan solitario y porqué caminaba a esa hora, en eso vi que su vida era difícil, que no tenía a nadie y que su trabajo nocturno hacía que el sueño lo apoderara durante el día y no encontrar alguien con quien llenar su soledad. Su testimonio fue lindo escucharlo, pero al terminar de contarlo, me dijo: Bueno ya vete, sí quieres tirarte, el puente te espera, y sí decides vivir, aquí estaré cuando quieras que alguien te escuche. Me paré y al salir, me dio 5 mil pesos, lo miré y me dijo para la mototaxi, porque estas lejos y alguien que te quiere te espera en casa. Me cerró la puerta, y en cuestión de segundos, un señor en una moto me pitó. Me monté y emprendí mi camino a casa, mire el puente y recordé la tontería que hace unos minutos iba a hacer, pero que por falta de cobardía o valentía, no hice y ahora iba directo a donde debía ir. Al día siguiente, recordando el puente, me puse a llorar y mi mamá se acercó a mí, me preguntó si tenía que pagar algo ese día. Mi respuesta era evidente, me abrazó y me dijo ya veremos que hacemos. Por qué me preguntó, y le conté todo, sin detalles, me abrazó y me dijo: estoy segura que pude perderte, porque sé que cuando uno está en esa prisión piensa en matarse. Ahí volvía a mí, el puente, y aquel ángel que no se equivocó al decirme que alguien que me quería me esperaba en casa. Mis hermanas, se volvieron mis aliadas, y me brindaron la oportunidad de pasar la página, de empezar de cero, de olvidarme de todo y pensar que el futuro era mejor. Casualmente, personas que estaban cerca de mí (no en lugar, sino de corazón), me recordaron lo importante que era para ellos. Todo lo bueno se juntaba, y la sonrisa salía, entre lágrimas, pero salía. Volví a visitar a aquel ángel, pero para despedirme, para decirle que cambiaba de ciudad y que una nueva esperanza se dibujaba en mi vida, de color verde como tu color favorito, me dijo; me sorprendí, nunca yo le había dicho eso, pero entendía que el de verdad era un ángel y la naturaleza de ellos, viene solo de un lugar. Vivo ahora lejos de mi ciudad, y aunque no he salido de todas esas deudas, poco a poco lo estoy logrando y estoy cerca del final. Estoy convencido que TODO, pero absolutamente TODO, tiene una solución, que aunque muchos te señalen o te juzguen, nadie conoce tu realidad y al final a tu lado se quedarán esos que te aprecian, y en los que de seguro dejas un huella profunda. Siempre habrá razones para seguir, no solamente personas por quienes luchar, también existen metas, propósitos y objetivos que en algún momento de tu vida te propusiste, y que por uno o varios errores, no puedes dejar de cumplir. La gente se va, las deudas se pagan, pero tu felicidad y tu paz, sólo te la brindas tú y por ello, nunca debes dejar de esforzarte. Créeme la noche tuya, no es igual a la de otra persona, y aunque tus problemas son gigantes, siempre hay alguien que tiene uno más gigante y está esperando tu voz de aliento, porque tú debes ayudarle aun cuando nadie contigo lo ha hecho, porque cuando das, tenlo claro, estas recibiendo. Sé que tienes una situación similar, o conoces alguien que está pasando por ello, cuéntamela y déjame tu opinión de ésta. Incluso dime cuál es tu puente favorito del mundo y cuál es tu experiencia con él. Mi puente es el Metálico de mil nombres de Montería, pero anhelo conocer el Bang Na Expressway, en el país de mis sueños: Tailandia. Recuerda tú tienes claro quién eres y Yo, Soy EL WILL.



 
 
 

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1 comentario


pipe_0191
26 nov 2018

Seguir adelante no es una opción, es una obligación, es algo indiscutible que debe tocar nuestro corazón para poder avanzar. Para hacernos una idea, es como si un alérgico metiese debajo de la alfombra todo el polvo de su casa pensando de que así no le afectara, y que grave error! porque dejando de revisar tu interior, no lograras escapar de él, si no permitir que las partes de tu pasado emocional se hagan dueñas de tu vida presente, y esto resta en tu espacio positivo. Y es que seguir adelante es cuestión de confianza para poder dar el salto de fe, de confianza en nosotros mismo. Sin embargo, tener fe, te dará una fuerza colosal, porque sé que dios…

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